Como elemento ornamental, desligada de su relación con la Orden de Malta, la cruz de ocho puntas aparece en la arquitectura morisca y sarracena en el mundo árabe en tiempos muy anteriores a la fundación de la Orden y, posiblemente, simbolice tanto una estrella como una cruz. Este diseño aún puede ser visto en antiguas mezquitas en Jerusalén, Damasco y Bagdad.

En la arquitectura europea, una de sus más tempranas apariciones de la cruz octogonal se encuentra en Sicilia, donde se repite como motivo ornamental en el claustro de la Abadía de Monreal, construido en el siglo XII durante el reinado del rey Guillermo II, un rey normando de Sicilia. Esta aparición de la cruz octogonal no resulta extraña ya que los artesanos y arquitectos de Monreal eran árabes sarracenos y griegos bizantinos.

Posteriormente, en el siglo XIII, la Cruz de Malta era ya un símbolo habitual en la heráldica inglesa, francesa, alemana y polaca.

Desde tiempos de las Cruzadas, los Caballeros de Malta han llevado esta cruz al pecho. Sus cuatro brazos representan la cruz donde Jesús murió, mientras que sus ocho puntas simbolizan las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña.

Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos poseerán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacíficos,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos el reino de los cielos.
(Mt 5; 3-10)

El beato Raymundo de Puy, segundo Gran Maestre de la Orden, en 1126 adoptó como emblema de la Orden este hermoso símbolo que, hasta el día de hoy, representa a la más antigua orden de caballería de la cristiandad.